He tenido una buena idea, y me lanzo a buscar y registrar el nombre de dominio (lo primero es lo primero, no vaya a ser que alguien me lo quite). Quizá tenga suerte y esté libre, quizá esté ocupado y tenga que seguir pensando sobre el naming. Al final lo consigo: registro el nombre de dominio. Eso sí, no voy a gastarme mucho dinero porque quizá ahora mismo no lo desarrolle y lo dejaré un tiempo parado (o en cartera), o simplemente me quiero ahorrar un par de euros (o dólares) y lo registro en un registrador extranjero que tiene una buena oferta. El registrador se encuentra en un paraiso fiscal o vaya usted a saber donde, pero no me importa, lo importante es que me he ahorrado unos cuantos euros en el registro. Por el mismo precio que quizá en un registrador más cercano me he registrado toda la retaila de dominios posibles (:com, .net, .info, .biz, etc.). Me siento bien, he hecho un buen negocio, me he ahorrado dinero y ya tengo los dominios.
Pasa el tiempo, he puesto en marcha la idea, el dominio está teniendo vida y visitas. Por pereza, por falta de tiempo, por el “ya lo haré mañana”, el dominio sigue en ese registrador fantástico que no plantea ningún problema, no me comunica nada y encima es económico. Está muy bien, sigo ahorrándome un poco de dinero. Toca renovar el dominio o has decidido la transferencia a otro registrador de “mayor solvencia o credibilidad”. Perfecto, escribes a su cuenta, comienzas los trámites. Pasa el tiempo, no tienes respuesta, empiezas a apurarte. Escribes emails, haces llamadas internacionales no sabes ni a donde (con la factura que ello conlleva), nadie al teléfono, nadie responde en el email. En una ocasión alguien te descuelga pero no hay forma de hacerse entender, es el servicio de facturación y tienes que llamar al servicio técnico. Tiemblas, no duermes, si pierdo el dominio… Piensas en el plan B, quizá un backorder, un burofax, una queja, una transferencia desde otro agente registrador, bien, hay soluciones, pero es jugar con fuego y si pierdo el dominio… Me va a hacer perder mucho tiempo, dinero,y quizá el proyecto se vaya a pique ¿responsabilidades? Voy a ir a por ellos, les voy a demandar! Y entonces caes en la cuenta sobre fueros, jurisdicciones, legislaciones, la calculadora suma y sigue. El proyecto se va a pique. No duermes.
Ha habido suerte, en el último día han respondido y he podido renovar el dominio. Comienzo la transferencia a un registrador más caro, pero cercano. Quizá me pueda pasar lo mismo, pero lo tengo aquí al lado y me conozco la puerta del juzgado… No quiero más disgustos, ni sustos. Lo barato me ha podido salir muy caro.
¿En manos de quién dejarías tu proyecto/empresa? hace unos años quizá no sería tan importante, pero la elección de quién gestiona tu dominio, de quién es el agente registrador es una de las decisiones que puede tener una transcedencia casi vital. Tu idea puede tener éxito y la empresa que está detrás del registro debe ser solvente, seria, eficaz y capaz de responder a los problemas que se plantean. ¿Te imaginas que tuenti, facebook, google perdieran sus dominios?.